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Dos impresionantes árboles que no debes perderte en tu visita a Cádiz

Ficus del Mora

Ficus del Mora / JULIO GONZÁLEZ

La ciudad de Cádiz cuenta con un legado histórico que deslumbra al visitante. Su pasado está presente en las calles y monumentos emblemáticos de la capital gaditana. Así, la Catedral de Cádiz, el Gran Teatro Falla, el Teatro Romano, la Plaza de España o el Museo de las Cortes, entre otros atractivos, despiertan el interés del visitante.

Más allá del valor monumental y patrimonial, la ciudad de Cádiz enamora también con sus entornos naturales y su paisaje, siendo las playas las principales protagonistas de la postal gaditana. Sin embargo, la vegetación también está muy presente, sobre todo en lugares como el Parque Genovés, la mayor zona verde del casco histórico de Cádiz.

Sin embargo, existen verdaderos símbolos de la naturaleza que le dan especial relevancia al paisaje gaditano. Uno de ellos es el ficus del Mora, ubicado junto al edificio del antiguo hospital del que recibe el nombre y que actualmente es la facultad de Empresariales. El enorme tamaño de su tronco y sus ramas no pasa desapercibido por aquellos que pasean por la zona. Este impresionante árbol centenario está ubicado frente a la playa de La Caleta y es de parada obligatoria contemplar la espectacularidad de este ficus que ha sobrevivido a fuertes temporales de lluvias y vendavales desde 1900.  

Ficus Alameda Apodaca Ficus Alameda Apodaca

Ficus Alameda Apodaca

Tampoco se quedan atrás otros impresionantes ficus, hermanos del de Mora, aunque menos famosos por su ubicación. Se encuentran situados en la Alameda Apodaca, por lo que si paseas por la zona podrás contemplar estas joyas ubicadas frente a la Bahía de Cádiz. Se plantaron años más tarde del de Mora, en 1903 y todo aquel que pasa por esta zona se queda maravillado por la majestuosidad de estos ficus. 

Según informa la plataforma José Celestino Mutis en su web, parece ser que fueron traídos por dos monjas misioneras que regresaban en barco desde la India hacia el norte de España y traían entre su equipaje las cuatro plantas. Según cuenta la historia, una de ellas enfermó, por lo que decidieron desembarcar en Cádiz para que fuese atendida en el Hospital de Mora, falleciendo poco después. Por ello, se decidió que las plantas se quedaran allí, plantando dos de ellas frente al Hospital de Mora y otros dos en la Alameda Apodaca en 1903.

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